El mindfulness es una práctica que tiene sus raíces en la meditación budista. Se originó hace más de 2,500 años en la India y se conoce como «sati» en pali, que es en un término que se traduce como «atención plena» o «conciencia».

El mindfulness se desarrolló como una forma de entrenar la mente para enfocar la atención en el presente y observar la experiencia sin juzgarla o reaccionar de manera automática. En el budismo, se cree que la práctica del mindfulness puede ayudar a liberar a las personas del sufrimiento causado por los pensamientos y emociones negativas y a cultivar estados mentales positivos como la compasión y la empatía.

A lo largo de los siglos, la práctica del mindfulness se extendió a otras culturas y se integró en diversas tradiciones religiosas y filosóficas. En Occidente, el mindfulness comenzó a popularizarse en la década de 1970 gracias a la influencia de los maestros budistas que emigraron a Estados Unidos y Europa. En particular, el trabajo del Dr. Jon Kabat-Zinn, fundador del Centro de Reducción del Estrés basado en la Atención Plena (MBSR) de la Universidad de Massachusetts, contribuyó a la popularización del mindfulness en Occidente.

Hoy en día, el mindfulness es una práctica secular que se utiliza en una amplia variedad de contextos, desde el tratamiento de trastornos psicológicos hasta la mejora del rendimiento deportivo y la gestión del estrés en el lugar de trabajo. La práctica del mindfulness se ha vuelto muy popular y hay una gran cantidad de estudios que respaldan sus beneficios para la salud mental y física.